lunes, 11 de marzo de 2019

Explica brevemente los aspectos generales del Desarrollo Motor.


Ruiz indica que existen una serie de normas o aspectos generales en la evolución de la motricidad:
1.     Que existen leyes[1] que rigen el proceso de desarrollo motor: Ley céfalo-caudal y Próximo-distal. La primera afirma que el control del movimiento evoluciona desde los segmentos próximos a la cabeza hasta los más alejados de ella, respecto al eje corporal; la segunda, asevera que el control del movimiento evoluciona desde los segmentos próximo a la columna hacia los distales.
2.     Que existe una evolución en la organización de las conductas: de poco organizadas a muy organizadas.
3.     Que existen fases sensibles y periodos críticos. Existen determinados momentos en el desarrollo de funciones específicas que resultan más favorables para realizar determinados aprendizajes.
4.     Que existen etapas evolutivas o estadíos, con una secuencia progresiva y dinámica cuyo orden no varía. Vamos a verlas a continuación.

Diferentes autores han establecido la existencia de una serie de etapas evolutivas en el Desarrollo motor, desde el nacimiento hasta la vejez. En ellas, según Ruiz, se evoluciona desde conductas motrices poco organizadas y muy generales hasta conductas motrices altamente especializadas e individuales.

La motricidad neonatal, corresponde a los primeros momentos de vida, se caracteriza por un fuerte predominio de la motricidad refleja, así como por la existencia de una motricidad muy burda y muy poco o nada orientada hacia la consecución de una finalidad concreta. Durante la etapa neonatal se distingue, además de las conductas motrices reflejas (Succión, Moro, Agarre), la existencia de unos comportamientos motores pasivos (caracterizados por su abundancia, difusión y falta de integración, y originados por estímulos visceroceptivos) y de unos comportamientos motores de tipo localizado (que son respuestas segmentarias generalmente rítmicas y no dotadas de finalidad aparente). (días a meses)

Posteriormente, y a lo largo de los primeros meses de vida, se evoluciona hacia unas conductas motrices rudimentarias, aunque más organizadas que las anteriores: tránsito de la motricidad refleja hacia la voluntaria. (meses)

Durante los primeros años de vida, se van adquiriendo una serie de patrones motores que dotan al individuo de unas formas cada vez más efectivas de relación con su entorno (para algunos –racionalistas- estos patrones son innatos, por lo tanto lo se produce es su desarrollo debido a la evolución de diversos aspectos biológicos). De esta forma la prensión de objetos, la capacidad de sentarse, de reptar o de gatear y, en definitiva, la adquisición de la marcha (entre 9 y 15 meses) permite al individuo interactuar con su entorno y así ir construyendo su conocimiento acerca de él. “Las diversas adquisiciones motrices que el niño va manifestando…, van permitiéndole el acceso al mundo y la conquista del espacio más próximo y, progresivamente el más lejano. Es un estadio sensomotor por naturaleza. La acción es un medio de presentarse en el mundo y de comunicarse con él y con los otros”. (meses a 2 años).

A partir de los 2 y hasta los 6 años de edad se va construyendo lo que se ha venido a llamar la etapa de la motricidad básica, caracterizada por la adquisición de las Habilidades Motrices Básicas o movimientos fundamentales. Esta motricidad básica será el punto de partida sobre el que se estructurará la futura capacidad humana de generar conductas motrices. Así, durante esta etapa, se adquieren y mejoran progresivamente los patrones de la marcha, la carrera, el salto, los giros, el lanzamiento, la recepción, el golpeo, etc.

Durante las etapas posteriores, se da de forma progresiva un enriquecimiento afinamiento e individualización de la respuesta motriz del individuo (a partir de las HMB). Se adquieren y se perfeccionan las Habilidades Motrices Específicas y Especializadas. El desarrollo de las capacidades físicas fomenta la ejecución de las tareas motrices en general y favorece la iniciación y la práctica deportiva.




[1] Las numerosas observaciones hechas en los recién nacidos y en los niños así como en los animales in­dican que la organización del control de los actos motores sigue una doble dirección céfalo-caudal y próxi­mo-distal. Por otra parte, la motilidad pasa de respuestas musculares globales a respuestas musculares locales y diferenciadas. La organización céfalo-caudal del control muscular indica que afecta en principio a las partes del cuerpo próximas a la cabeza y gana progresivamente a las que están próximas a la pelvis. La organización próximo-distal del control muscular hace que la evolución del control de los movimientos en los miembros vaya de su parte proximal (próxima a la raíz del miembro) hacia su parte distal (alejada del cuerpo).

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